Alberto, pintor de 88 años, vive en una casa de ancianos. Recibe la visita de un viejo amigo que le propone pintar un cuadro sobre la abolición de la pena de muerte, tema que comparten desde sus luchas de juventud.
Él se niega, pero finalmente acepta la propuesta entrando en un trance en que se mezclan su vida, el arte, la muerte y los sueños.