Un alza explosiva de ataques sexuales ocurre al segundo aniversario de la revolución. En respuesta a ello, una masiva efusión de mujeres furiosas llena las calles.
La directora Samaher Alqadi toma su cámara como medio de protección y empieza a documentar la creciente rebelión de mujeres, sin saber hacia dónde la llevará la historia.
Cuando Samaher se embaraza durante la filmación, empieza a reexaminar los constructos de su propia infancia en Palestina y lo que significa ser mujer y madre en Medio Oriente. Así, da inicio a una conversación imaginaria con su madre, que murió antes de que Samaher pudiera verla por última vez.
Mientras tanto, la lucha en Egipto continúa, e incluso después del nacimiento de su hijo, Samaher se sigue encontrando en la primera línea.