Desarrollada en un Chile melancólico que pasea por distintas décadas y territorios, que a veces parece otro planeta, hombres que vivieron un mundo que todavía escondía tesoros o, quizá, un tributo al mundo cuando todavía parecía desconocido.
Narrada con desfachatez, llena de giros, pasando desde el Calypso de Jacques Cousteau, a la Polinesia y luego a la cima de un volcán en la mitad de un desierto.
Pareciera que el verdadero tesoro del director es el material que tiene en sus manos y no el de su pirata Henri, el hipnótico protagonista.