Daniel vivió 27 años consumiendo pasta base y cometiendo delitos en un sector llamado «el puente». Escuchamos su historia y la descripción sobre «el hampa» (el bajo mundo) mientras recorremos y conocemos rucos habitados, en parte, por adictos con quienes Daniel solía consumir y delinquir.
En estos trayectos él entrega lo que llama: «La primera dosis», para un adicto es la primera fumada, para él, un gesto que lo acerca a la humanidad de quienes se sienten deshumanizados y habitantes periféricos de la sociedad.