A principios de la década de los 60, individuos conocidos como “trabajadores huéspedes” –provenientes de Anatolia y otros lugares de Turquía– fueron reclutados por la República Federal Alemana. Desde el principio hubo algo que siempre los acompañó como parte de su cultura: su música, un recuerdo de su hogar en tierras lejanas.
Con el correr de los años, direcciones musicales independientes se desarrollaron en Alemania, incluyendo algunas que no existían en su patria de origen.